mayo 30, 2007

El hotel se nos alejaba
entre el desayuno y el sol de espaldas,
la ruta de mierda toda rota,
y la rueda que mordía la banquina
una y otra vez.
Yo mintiendo no-es-nada-no-es-nada
como un kerouac loco de las pampas
en un destartalado renault
comprado a osvaldo soriano
dando saltos en el auto
pensando en golpes de batería
cutracu-cutracu
exigiendo tu coro brujo
hasta desbarrancarnos.
Abrí un ojo, y ví acercarse al gauchito gil
disfrazado de diablo
en su poncho rojo.
Quise decirle salud!,
pero salió sput!, y escupí un diente.
Vos seguiste cantando hasta que llegó la ambulancia.