noviembre 05, 2011

Huelo el azufre intenso
cuando te acercás
con tus zapatos de tacón aguja, rojos, altísimos,
y medís la distancia, soberbia.
Escarmentado,
la demencia me proteje
y no cedo a la tentación
de arrodillarme a tus pies
a recitar un "padre nuestro".
Y me asusto
cuando descubro al oído
el susurro:

"mas líbranos del mal.
Amén".