febrero 22, 2012

¿Qué te puedo dar?
Me pregunto qué te puedo dar
En caso que arriegues tu cielo limpio.
Un oscuro viaje a Neptuno
Cuando la luna esta en lo alto.
Una tarde entre el barullo de los peces
Dónde rompe la ola.
La lectura de cuentos faunos
En un hotel perdido en la Pampa.
No mucho más.
Porque vos sabés, como yo,
Que lo tenés todo.
Una hermosa casa, un marido aceptable,
y unos hijos preciosos.
Y yo, que... ¿qué te puedo dar?
Escapadas a rincones de salas
En dónde no nos conozcan.
La bienvenida a un mundo de persianas bajas.
Donde alojarse en pueblos ignotos.
De espías que falsean sus nombres.
Muy poca cosa.
Y no sé cómo se explica
esa alegría infantil de vernos.
De saber que estamos dónde nadie más.
Dónde no hay sentidos.
No hay estrategias.
Y cuándo cerrás los ojos
Y me seguís viendo
Yo te veo.
Eso sí te puedo dar.

febrero 10, 2012

Luna abatida sobre el Palomar
cuando salgo en la mañana
y camino el día más triste.
Con el alma gris,
atontada, confundida,
perdida entre la belleza de canciones eternas
que nos auparon a la vida
salvándola, bañándola de luz
y que ahora no sabe cómo seguir.
Hay un cuchillo en el aire, que crece...
el cuchillo que todo lo corta
que nos deja mudos en medio del río
apegados al vacío de las palabras
que vuelan y velan alzadas al cielo
jugando a ser nubes de niños
ángeles que custodian el viaje final
que llevan nuestros corazones en carretillas de música
que laten elevándose
dejándonos solos en la tierra
sus dueños que los vemos volar
para acompañar al guerrero en su última hora
mirándonos todos huérfanos perplejos.
Un torbellino de lágrimas que bailan
con él, con el poeta que viaja al más allá
para que baje hecho lluvia, diluvio final,
y nos inunde de poesía otra vez,
borrachos de una felicidad cósmica
hasta el mar gigante
el océano de las almas que buscan
la canción para los días de la vida.

Despedida al Flaco Spinetta.

febrero 08, 2012

Bueno, de acuerdo.
Te voy a buscar a Gesell.
Voy hasta tu casa
y golpeo a la puerta.
Me atiende tu marido
y le explico que comienza
una nueva etapa en su vida.
Que le toca veranear los próximos años
en Zwazilandia.
Después me atiendo en la clínica,
a sólo 6 cuadras,
el labio cortado y algo más.
Nada grave.
La cosa es: ¿vos dónde estas?
Espero que no hayas ido a mi casa
porque las peleas de mujeres
tirándose de los pelos
en el piso,
no son muy higiénicas.
Ahora me marcho a Mar del Plata
a buscar alojamiento por unos días.
Sigo esperando que me llames
para saber qué ropa ponerme.