febrero 10, 2014

Te digo al oído:
escapemos.
Los tipos de gris susurran.
Las mozas nos miran.
¡El chico del estacionamiento sabe mi nombre!
Y tus huellas inclinan la mesa pe-li-gro-sa-men-te.
Insisto en que tomemos el auto
nos vayamos bien lejos
y lo quememos
con la última gota de nafta.
Ahí, corremos y corremos
y buscamos una casa en la que escondernos.
Un fin de semana o dos.
También pueden ser 40 días,
o 27 años.
Si no querés, podemos hacer otra cosa.
Como cambiar la imagen de pantalla, por ejemplo.